Como quitarse el miedo: la alegría de vivir peligrosamente
puedes cerrarte los ojos y volverte dogmático: católico, hinduista o musulmán…
entonces, te conviertes en un avestruz. Eso no cambia tu vida,
simplemente te tapa los ojos.
Con tu poca inteligencia te sientes seguro; todos los idiotas se sienten
seguros. De hecho, sólo los idiotas se sienten seguros. Un hombre realmente
vivo siempre se sentirá inseguro. ¿Qué seguridad puede tener?
La vida no es un proceso mecánico, no puede ser segura, es un misterio impredecible. Nadie sabe qué va pasar en el momento siguiente, ni siquiera Dios, que supones que está por ahí en el Séptimo Cielo, ni siquiera él -—si es que está por ahí—, ¡ni siquiera él sabe lo que va a pasar! …
Porque si supiera
lo que va a pasar la vida sería falsa, todo estaría escrito de antemano, y todo
estaría determinado de antemano. Si el futuro no está determinado, ¿cómo puede
saber lo que va a ocurrir a continuación?
Si todo está predestinado de antemano,
no habrá gloria ni grandeza. Entonces sólo serán robots.
No, no hay nada seguro. Este es mi mensaje. No puede haber nada seguro porque una vida segura es peor que la muerte. No hay nada seguro. La vida está llena de incertidumbres, llena de sorpresas, ¡esa es su belleza! Nunca llegas a un punto en el que puedas decir. “Ahora, estoy seguro”. Cuando dices que estás seguro, estás proclamando tu muerte; te has suicidado.
La vida continúa con mil y una incertidumbres. Eso es libertad. No lo llames inseguridad.
Puedo entender porqué la mente llama “inseguridad” a la libertad…
¿Has estado
alguna vez en la cárcel durante unos meses o unos años? Si un prisionero está
unos cuantos años en la cárcel, cuando llega el día de su libertad, empieza a
sentirse inseguro acerca del futuro. En la cárcel todo estaba garantizado; todo
era una rutina sin vida. Le servían la comida, la daban protección; no tenía
miedo de pasar hambre al día siguiente y que no hubiera comida; nada de eso,
todo estaba garantizado. Ahora, de repente, después de tantos años, cuando
llega el carcelero y le dice, “Ahora serás puesto en libertad”, empieza a
temblar. Al salir de los muros de la prisión volverá a tener incertidumbres;
tendrá que volver a buscar y rebuscar; tendrá que volver a vivir en libertad.
La libertad da miedo, la gente habla de la libertad, pero tiene miedo. Y un ser humano no será un ser humano mientras siga teniendo miedo a la libertad.
Os doy
libertad, no os doy seguridad. Os doy comprensión, no os doy conocimiento. El
conocimiento te dará seguridad. Si te doy una fórmula, una fórmula determinada:
que hay un Dios, un Espíritu Santo y su único hijo, Jesús; que hay un Cielo y
un Infierno, que estas acciones están bien y esas están mal; si cometes un
pecado irás al Infierno, si haces lo que llamo buenas acciones irás al Cielo
—¡y se acabó!— entonces, estarás seguro.
Por eso hay tantas personas que han
decidido ser cristianos, musulmanes o jainistas, porque no quieren ser libres,
quieren una fórmula fija.
Cuando la
muerte llama a tu puerta, todas tus convicciones no serán más que absurdos
acertijos. No te aferres a ninguna convicción. La vida es incierta, la misma
naturaleza de la vida es la incertidumbre. Y la persona inteligente siempre
está insegura.
La propia disposición de mantenerse en la incertidumbre es valentía. Esta disposición de estar en la incertidumbre es confianza. Una persona inteligente es aquella que permanece alerta en cualquier situación, que responde a las situaciones con todo su corazón. No es que sepa lo que va a ocurrir; no es que sepa, “si haces esto sucederá aquello”. La vida no es una ciencia; no es una cadena de causa y efecto. Cuando calientas agua hasta los 100º, se evapora, eso está garantizado. Pero en la vida real, no hay nada tan seguro como eso.
Cada individuo es una libertad, una libertad desconocida. Es imposible predecirlo, imposible imaginárselo. Hay que vivir estando despiertos y con comprensión.
Vienes en busca de conocimiento, quieres fórmulas fijas para poder aferrarte a ellas. Yo no te las doy. En realidad, si tienes alguna, ¡te la quito! Poco a poco, voy destruyendo tus convicciones y, poco a poco, te voy volviendo cada vez más indeciso; poco a poco te voy volviendo más inseguro. Eso lo único que hay que hacer. Dejarte completamente libre. Totalmente libre, con todas las posibilidades abiertas, sin nada fijo… tendrás que estar despierto, no puedes hacer nada más.
Esto es lo que llamo comprensión. Si comprendes, la inseguridad es una parte intrínseca a la vida, y está bien que sea así, porque transforma la vida en libertad, la convierte en una sorpresa constante.
Nunca se sabe lo que va a
suceder. Te mantiene permanentemente maravillado. No lo llames incertidumbre,
llámalo prodigio. No lo llames inseguridad, llámalo libertad.
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