Una historia:
Un hombre que caminaba por la noche se resbaló de una roca.
Creyendo que podía caerse miles de metros porque sabía que había un profundo
valle, se agarró a una rama que colgaba encima de la roca. Lo único que podía
ver por la noche es que estaba en un abismo sin fondo. Gritó; un eco respondió
a su grito..., no había nadie que le escuchara.
Podrás imaginarte la noche de tortura que pasó este hombre.
La muerte estaba al acecho en cada momento, sus manos se estaban enfriando,
perdía la sujeción... y cuando empezó a salir el sol miró hacia abajo y se rio:
no había ningún abismo. Diez centímetros más abajo había una roca. Podía haber
descansado toda la noche, podía haber dormido bien -la roca era bastante
grande-, pero esa noche había sido una pesadilla.
A través de mi experiencia te puedo asegurar que el miedo no
tiene más de diez centímetros. Pero todo depende de ti: puedes agarrarte a una
rama y convertir tu vida en una pesadilla, o soltar la rama y valerte por ti
mismo.
No tienes nada que temer.
"Sólo se puede vivir la vida peligrosamente, no hay
otra forma de vivirla. La vida sólo alcanza la madurez y el crecimiento a
través del peligro. Tienes que ser un aventurero, siempre dispuesto a arriesgar
lo conocido por lo desconocido. Y en cuanto hayas probado la alegría que
produce la libertad y la ausencia de miedo, nunca te arrepentirás, porque
sabrás qué significa vivir al máximo.
Sabrás qué significa quemar la antorcha de tu vida por los
dos extremos. Un solo instante de esa intensidad es más gratificante que toda
una eternidad de vida mediocre."
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