Ir al contenido principal

perdonar: la rabia y el rencor

la rabia y el rencor

El motivo más obvio para perdonar es liberarnos de los efectos debilitadores de la rabia y el rencor crónicos. Al parecer, estas dos emociones son las que más convierten el perdón en un desafío, a la vez que en una grata posibilidad para quien desee una paz mayor.
Como todos sabemos, la rabia y el rencor son emociones muy fuertes que desgastan nuestra energía de
muchas maneras.Cuando vayas quitando las capas, probablemente descubrirás que esa rabia en realidad es un sentimiento superficial.No en el sentido de que sea trivial o falso, sino en el de que hay muchos otros sentimientos y dinámicas por debajo de él.


Cuando nos perdemos en la rabia nos volvemos sordos a nuestros sentimientos más profundos. Hemos aprendido a escuchar sólo aquellos que saben gritar más fuerte.




La rabia es una intensa reacción emocional temporal cuando uno se siente amenazado de alguna manera. Cuando surge, puede expresarse abierta y directamente, o puede ocultarse debajo, donde se expresa de un modo callado y persistente en forma de resentimiento crónico, que es esa sensación constante de agravio o de mala voluntad que persiste aún mucho tiempo después de que haya pasado la situación que provocó la rabia.

Se ha comparado el resentimiento al acto de tomar veneno esperando que la otra persona muera...


 De hecho, la palabra resentimiento viene de resentir, es decir, volver a sentir intensamente una y otra vez.

Cuando estamos resentidos, sentimos con intensidad el dolor del pasado una y otra vez. Esto, sin duda, no sólo tiene un efecto lamentable en nuestro bienestar emocional, sino que también repercute negativamente en nuestro bienestar físico.


Los beneficios que obtenemos al aferrarnos

Para muchos de nosotros, dejar marchar la rabia y el resentimiento supone un gran riesgo, porque nos
parece que obtenemos algo al aferrarnos a ellos. Estos beneficios, llamados «ganancias secundarias», suelen ser inconscientes y tienen mucho poder hasta que tomamos conciencia de ellos y descubrimos formas de reaccionar más sanas.

Piensa si utilizas la rabia o el rencor de alguna de las siguientes maneras:

¿Permaneces enfadado porque eso te da la sensación de tener mas poder y dominio?
Algunas personas creen que enfadarse y aferrarse al rencor es señal de poder, energía, entrega y amor propio. Pero, en realidad, la rabia y el rencor suelen encubrir sentimientos de impotencia, desilusión, inseguridad, aflicción o miedo, y se usan con frecuencia en sustitución de los sentimientos de verdadero poder personal.



  • Si en tu infancia se te maltrató y tuviste que negar y reprimir la rabia para sobrevivir, parte de tu curación incluye el hecho de darte permiso para hacer tuyos esos sentimientos ahora. La recuperación de tu rabia puede capacitarte para defenderte y defender a tu niño interior herido que no pudo hacerlo entonces. 
  • Si en esa época te fueron negados tus verdaderos sentimientos, sentir rabia ahora puede darte el valor y el poder necesarios para defenderte, mientras aprendes que tienes derecho a enfadarte y a hacerte valer.
  • Si en tu infancia abusaron de ti física o sexualmente, el hecho de sentir rabia puede ser una parte esencial en el proceso de reclamar y habitar tu cuerpo como propio, de consolidar y hacer valer tus derechos y de establecer límites. Sin embargo, si te estancas en la necesidad de enfadarte para establecer límites, entonces la rabia, necesaria al comienzo para capacitarte y curarte, finalmente acaba por quitarte capacidad e inhibir la curación.

¿Usas la rabia a modo de impulso y combustible para conseguir que se hagan las cosas?

Algunas personas creen que «si la gente no se enfadara no trabajaría por conseguir cambios sociales y políticos». Y en efecto, la rabia puede ser un móvil positivo para el cambio. Sin embargo, no tiene por qué ser el único, ni el principal, ni siquiera, si vamos a eso, tiene que ser un móvil para el cambio. Cuando estamos en contacto con nuestra verdadera naturaleza, animados por la empatía y un sentido de la justicia, con frecuencia nos sentimos movidos a actuar con pasión y convicción, y sin rabia.

Cuando la rabia es el móvil principal, suele crear resistencia al cambio mismo que se trata de conseguir. Produce miedo en aquellas personas a quienes intentamos convencer y, por lo tanto, genera oposición en lugar de resolución.


¿Utilizas la rabia para controlar a los demás?  ¿Te has dado cuenta de que cuando una persona se enoja, los que la rodean se sienten culpables y asustados y, por lo tanto, a veces se dejan manipular?

Si utilizamos la rabia como una manera de manipular a los demás, ellos, a su vez, sentirán rabia y resentimiento. Es posible  que consigamos dominar a otros con nuestra cólera, pero, como ocurre con todas las ganancias secundarias, pagamos un alto precio por ello.

¿Usas la rabia para evitar comunicarte? 

Cuando tenemos miedo de arriesgarnos a expresar nuestros pensamientos o sentimientos, o tememos las posibles consecuencias de decir la verdad, entonces solemos utilizar el enfado a modo de mecanismo para evitar la comunicación. Es posible que se considere la rabia como algo más seguro que la intimidad y la comunicación auténticas.



¿Utilizas la rabia para sentirte a salvo? ¿Te parece que te sirve de protección?

Cuando se proyecta la rabia hacia otras personas, éstas suelen mantenerse alejadas. Como no se pueden acercar demasiado, uno no tiene motivos para sentirse vulnerable. Cuando éramos pequeños o más jóvenes este uso de la rabia para protegernos puede haber sido muy creativo y necesario. Pero cuando somos adultos, podemos aprender a establecer límites y a reaccionar de otra manera con aquellos que podrían tratar de dominarnos o incapacitarnos.

¿Usas la rabia como una forma de afirmar que tienes «razón»?

Es posible que mientras reflexionas sobre esta pregunta estés pensando: «Tienes que creerme, yo tengo razón y ella está equivocada». Perdonar no significa que debas reconocer que la otra persona tiene razón y tú te equivocas. Más bien nos enseña que «hay otra manera de mirar el mundo». Te será útil preguntarte: «¿Deseo tener razón o ser feliz?»; a veces no es posible conseguir ambas cosas.

¿Te aferras a la rabia para hacer que los otros se sientan culpables?

Si te enfadas con alguien, tal vez desees castigarle. Una manera de conseguirlo es reforzar su sentimiento de culpabilidad. El principal problema de esta estrategia es que al hacerlo, de manera simultánea aunque no consciente, reforzamos nuestro propio sentimiento de culpa, lo cual inevitablemente nos hace desdichados y disminuye nuestra autoestima.

¿Utilizas la rabia para evitar los sentimientos que encubre?

A veces es mucho más cómodo sentir rabia que sentir el temor y la tristeza que se ocultan debajo. De hecho, una razón por la que suele resultar tan difícil perdonar es que para hacerlo hemos de sacar a la luz y aceptar la verdad de lo que realmente sentimos. Eso puede ser una revelación muy dolorosa si hemos aprendido a convivir con la negación y la represión. Sin embargo, debemos tratar de recordarnos amablemente que al otro lado del dolor se encuentran el alivio y una mayor paz mental.

¿Utilizas la rabia para aferrarte a una relación?

Mientras te aferras a la rabia mantienes la relación con la persona con la que te has enfadado. Muchas veces un hombre, o una mujer, se divorcia con el fin de alejarse de su cónyuge. Pero mientras se aferre al rencor, permanecerá ligado a esa persona. Es posible que parezca más seguro aferrarse al rencor que olvidar, porque el olvido puede parecer una situación temible, desconocida, de insoportable soledad. Muchos jóvenes se marchan de casa para escapar de la rabia y el resentimiento que sienten contra sus padres. Esta marcha puede ser una opción prudente y oportuna, pero si la rabia no está solucionada, siempre llevarán encima el problema no resuelto de su relación con ellos. Cuando guardamos rencor es como si lleváremos una cadena atada a la muñeca con el otro extremo atado a la muñeca de la persona con la que estamos resentidos.

¿Te mantiene la rabia en tu papel de víctima? 

Cuando llevas gran parte de tu vida sintiéndote víctima, puede que haya una enorme resistencia a perdonar, porque al hacerlo renuncias a una buena parte de esa identidad. Perdonar no significa negar que hayas sido una víctima, quiere decir que el hecho de haberlo sido ya no domina necesariamente tu identidad y tu vida emocional actuales. Es posible que hayas sido una víctima, pero tienes la posibilidad de vivir tu vida libre de esa mentalidad.

¿Continúas sintiendo rencor para no responsabilizarte de lo que sucede actualmente en tu vida o de lo que sientes? 

Esta es quizá la ganancia secundaria que más nos incita a aferrarnos al rencor, porque mientras lo
hacemos podemos culpar a otra persona de nuestra infelicidad. La culpa es de otro. Esto no quiere decir que los demás no contribuyan a nuestra felicidad o infelicidad, sino que en último término somos responsables de lo que sentimos. Si nos entregamos a resentimientos constantes sin intentar jamás tener una visión más amplia, eludimos reconocer el poder que tenemos para cambiar nuestra relación con la situación.
Mientras consideremos el problema como exclusivamente exterior a nosotros, es decir, mientras pensemos
que no tenemos nada que ver con lo que sentimos, continuaremos siendo impotentes. La rabia crónica nos impide comprender que, independientemente de nuestra relación actual con quien nos la provocó en un comienzo, somos responsables de aferrarnos a ella o de tomar la decisión consciente de dejarla marchar y liberarnos.



Comentarios

Entradas populares de este blog

superar un noviazgo roto.

Todo pasa por una razón.  No hay, no existe absolutamente nada que pase por casualidad. Duele terminar con una relación en la mayoría de los casos. A veces, porque fue mucho tiempo invertido en esa relación, otras veces, porque teníamos muchas ilusiones e ideas de grandeza en esa relación que no pudimos cumplir, otras, simplemente porque sabemos que extrañaremos a la persona que es objeto de nuestro amor y en muchos casos, duele porque sentimos que no encontraremos a nadie más, que nadie más nos amará tanto ,  y que es el fin de nuestra vida romántica, y de nuestra vida en general.  Las relaciones se deben vivir en el presente, es emocionante pero no sabio hacer promesas e imaginar un futuro, sino vivir el momento tal como se nos entregue, esa es la mejor manera de crear estabilidad.  En una relación, es fundamental disfrutar el momento y no esperar que las relaciones duren para toda la vida o mucho tiempo.

Miedo a ser rechazado: Miedo al amor

  "Si tienes miedo, el problema es el amor. Sé más afectuoso, da unos pasos hacia la otra persona. Porque todo el mundo tiene miedo, no creas que tú eres el único.  Vives esperando a que alguien venga y te ame, pero puedes esperar eternamente, porque el otro tiene miedo también, y si algo teme la persona temerosa, por encima de todo, es ser rechazada.      Si voy a tu casa y llamo a la puerta, cabe la posibilidad de que me rechaces,  y ese rechazo será una herida;  así que mejor no ir, mejor quedarme solo, vivir por mi cuenta y no tener relación con nadie, porque el otro puede rechazarme.  En cuanto te acercas a alguien y tomas la iniciativa en el amor, el primer miedo que surge es a si te aceptarán o te rechazarán, y existe realmente la posibilidad de que la otra persona te rechace.

El antropocentrismo y sus consecuencias

el antropocentrismo El antropocentrismo es una visión del mundo que considera que los seres humanos son el factor más importante y el valor del Universo.   En contraste , la visión del mundo biocéntrica considera seres humanos a no ser más que una especie particular de animal, sin mayor valor intrínseco que cualquiera de las otras especies de organismos que se producen en la Tierra. La visión del mundo ecocéntrica incorpora una biocéntrica , mientras que , además, propone que los humanos son un componente natural de los ecosistemas de la Tierra, y que los seres humanos tienen un requisito absoluto e innegable de los productos y servicios de los ecosistemas con el fin de mantenerse a sí mismos ya sus sociedades.

El ego en el amor

enamoramiento. A veces amamos a una persona de verdad, desde el corazón, desde Dios, pero a pesar de eso somos humanos y no nos podemos salvar siempre del ego en la relación. obviamente nunca es con malas intenciones porque cuándo sentimos enamoramiento a pesar de todo queremos lo mejor para esa persona.  El problema no es ese, el problema es confundir el amor con el enamoramiento.

Rendirme o seguir luchando

SI...TU PUEDES! Hay dos opciones: Rendirte o Seguir luchando; la más fácil es la primera y no solo la más fácil sino la que más ronda nuestra cabeza.  Todos hemos querido en alguna ocasión darnos por vencidos, hablo de esos momentos en donde pareciera que es más fácil rendirnos en lugar de seguir luchando con algo que no está bajo nuestro control y que por más que insistamos no vemos una respuesta; en donde todo se pone en contra y es más fácil pensar que seremos vencidos que en vencer. A veces pareciera que se nos olvida rápidamente lo que Dios sí ha hecho en nuestra vida y permitimos que de un momento a otro un sentimiento de derrota inunde nuestro ser provocando que nuestros pensamientos se llenen de puras frases y palabras que lejos de alentarnos nos terminan de desanimar aun más. Estar parado allí, en ese momento, donde las fuerzas parecieran que se acabaron, en donde por alguna razón queremos rendirnos y no seguir luchando, es uno de los momentos más