Muchas personas deciden por sí mismas ser infelices y solo ven el lado malo del mundo, no se satisfacen con nada, y por el contrario dedican su vida a quejarse de su pasado.
Su pensamiento es, "algo ocurrió en el pasado y no debió pasar, eso no me permite ser feliz ahora"; si para ser felices necesitáramos que nuestro pasado hubiese sido maravilloso, yo creo que nadie sería realmente feliz.
Lo paradójico de esto es que a la misma vez que se están quejando, sufriendo y odiando, estas personas dicen que anhelan ser felices y se preguntan (y nos preguntan), ¿por qué yo no puedo serlo?. No se dan cuenta de que con su manera de actuar jamás lograrán ser felices, ni por asomo. Porque llevan años cultivando pensamientos de miseria.
Lo que piensan esas personas que dicen que desean ser felices, pero que no que hacen nada para serlo, es que su felicidad les tiene que caer desde el cielo, o que depende de lo que los demás hagan por ellos, igual que al resto de personas que ellos consideran "afortunadas" y son felices, porque según ellos, su vida nunca tuvo que pasar por tantos sufrimientos ni momentos difíciles, sino que sencillamente su felicidad les vino añadida, por defecto.
Aunque eso obviamente no es verdad, pues todas las personas felices tuvieron que hacer algo para poder serlo, principalmente, tener la intención verdadera de serlo.
Las personas que representan el papel de victima, lo hacen muy bien.
Su excusa para no ser felices es que han tenido que pasar por mucho sufrimiento. No pueden ser felices en este momento porque en un pasado alguien les hizo daño o sufrieron mucho.
Por ejemplo "Juan" narra su historia a continuación:
Por ejemplo "Juan" narra su historia a continuación:
Juan se niega a ser feliz porque en su pasado tuvo que pasar por momentos de tristeza, rechazo y violencia. En su familia nunca lo aceptaron como era, su hermano lo acuchilló, lo golpeó... sus padres nunca lo defendieron. En su colegio lo hacían sentir mal y lo maltrataban. En la calle, su familia tenía problemas con personas peligrosas así que salía a la calle con miedo y si lo encontraban, lo golpeaban bruscamente. Nunca nadie lo quiso, nunca nadie lo defendió y todo el mundo lo llamó feo.
¿No es curioso que todos basan su estado de ánimo en una historia que se cuentan a sí mismos y a los demás? La infelicidad es simplemente vivir el presente como una extensión del pasado, o mejor dicho, cargando la caja que contiene al "yo y mi historia".
Ahora "Juan" no se permite ser feliz y pasa cada momento de su vida recordándose que "ellos" tuvieron la culpa.
Otro método que utilizan estas personas para continuar siendo infelices es culpar a los demás por su infelicidad. Nunca se aceptan como responsables de su vida, se empeñan en decir que los demás son los que causan su dolor. En el pasado tal vez no pudimos tener el control, pero en el presente podemos, podemos controlar principalmente el cómo nos sentimos, el cómo reaccionamos y el qué pensamos.
Si uno se pasa su vida buscando culpables por todo, puede tener la certeza de que nunca encontrará paz. Cada uno es responsable de su propia vida; ya sea consciente o inconscientemente, todos nos fabricamos nuestras propias situaciones. Y de aquellas cosas que nosotros no podemos cambiar o controlar, es necesario aprender y superarlas.
Las "víctimas" de hecho realmente se satisfacen mediante la queja, aunque realmente estén en condiciones miserables por sus propias decisiones, se regocijan secretamente de ello, no son capaces de reconocer ante sí mismos que su fuente de felicidad es su propia miseria. Y también el llevar a las personas de su entorno a ese mismo estado.
Porque no basta con ser miserable por uno mismo, hay que hacer que los demás se sientan responsables de ello, hay que hacer que sientan que no están actuando bien, o que son egoístas. Eso es lo que piensan estas personas, aunque claro, de un modo más abstracto.
Si tu pasado fue muy doloroso, incluso tu pasado cercano, acepta que es tu pasado y que ahora tienes la oportunidad de crecer, de cambiar y de alegrarte, y de mirar las cosas de un modo diferente. No consigas más pretextos para justificarte. No te juzgues, solo responsabilizate de tu vida y comienza a cambiar, no te quejes de aquello que no tuviste, y piensa en el ahora y en qué puedes conseguir desde aquí en adelante.
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