Usted puede, por cierto, reclutar a su secretario, el subconsciente, que es brillante: conoce todo lo que usted ha conocido, puede hacer todo lo que usted podría hacer, y recordar todo incidente particular desde mucho antes de su nacimiento.
Por consiguiente, si pudiera llegar a su subconsciente, usted llegaría a conocer una enorme cantidad
de cosas. Usted con práctica y con confianza, puede alcanzar su subconsciente, que también puede entrar en contacto con otras mentes subconscientes. En verdad, no hay límites para los poderes de la mente subconsciente y, cuando ella se alía con otras similares, entonces se obtienen resultados positivos.
No podemos simplemente llamar a un número telefónico y solicitar hablar con nuestro subconsciente, porque
debemos considerar esa mente como algo similar a un profesor muy distraído que constantemente está ordenando, acumulando y adquiriendo conocimientos, tan ocupado que no puede preocuparse por otras personas.
Si se lo molesta lo suficiente en la forma más cortés, entonces tal vez responda a sus requerimientos. Por consiguiente se debe, ante todo, familiarizarse con el subconsciente. Toda cuestión reside en que éste es la mayor parte de usted mismo, la parte más considerable de usted mismo, por lo cual le sugiero que le dé un nombre.
Esta no es una fantasía, sino un hecho.
Por consiguiente, si pudiera llegar a su subconsciente, usted llegaría a conocer una enorme cantidad
de cosas. Usted con práctica y con confianza, puede alcanzar su subconsciente, que también puede entrar en contacto con otras mentes subconscientes. En verdad, no hay límites para los poderes de la mente subconsciente y, cuando ella se alía con otras similares, entonces se obtienen resultados positivos.
No podemos simplemente llamar a un número telefónico y solicitar hablar con nuestro subconsciente, porque
debemos considerar esa mente como algo similar a un profesor muy distraído que constantemente está ordenando, acumulando y adquiriendo conocimientos, tan ocupado que no puede preocuparse por otras personas.
Si se lo molesta lo suficiente en la forma más cortés, entonces tal vez responda a sus requerimientos. Por consiguiente se debe, ante todo, familiarizarse con el subconsciente. Toda cuestión reside en que éste es la mayor parte de usted mismo, la parte más considerable de usted mismo, por lo cual le sugiero que le dé un nombre.
Llámelo como quiera con tal de que el nombre sea aceptable para usted. Suponiendo que sea masculino, se podría (sólo como ilustración) utilizar el nombre de "Jorge". O, si se trata del subconsciente de una mujer, entonces se podría decir "Georgina".
Toda la cuestión reside en que usted debe tener algún nombre definido que enlaza inseparablemente con su
subconsciente. Así, cuando quiere entrar en contacto con él, podría decir por ejemplo: "Jorge, Jorge, necesito mucho su ayuda, quiero que trabaje conmigo, quiero que... (aquí especifica lo que quiere) y recuerde, Jorge, que en realidad somos una unidad y lo que usted hace por mí lo hace también por sí mismo".
Esto debe repetirse lenta y cuidadosamente, y con una gran concentración. Repítalo tres veces.
La primera vez, "Jorge" probablemente encogerá sus hombros mentales y dirá: " ¡Oh! , ese tipo fastidioso, me molesta de nuevo cuando tengo tanto que hacer". Y volverá a su trabajo. La próxima vez que usted insista, le prestará más atención porque se siente molestado, pero todavía no hará nada. Pero si usted repite por tercera vez, "Jorge", "Pedro", "David" o "Guillermo", o quienquiera que fuere, se dará cuenta de que va a insistir hasta obtener algún resultado y, por lo tanto, suspirará metafóricamente y le proporcionará ayuda.
Esta no es una fantasía, sino un hecho.
Nunca se ría o haga chistes sobre él, porque esto es algo muy serio. Usted es sólo la décima parte de
una persona, y su subconsciente representa las nueve décimas partes, de modo que debe mostrarle respeto y afecto, poniendo de manifiesto que puede confiar en usted.
Por eso debe hacerse amigo de su subconsciente. Déle a él o a ella un nombre, y asegúrese de conservar ese nombre como algo muy, muy privado. Usted puede hablar con su subconsciente, y será mejor si lo hace lentamente y repite las cosas.
Imagínese que está hablando por teléfono con alguien que se encuentra del otro lado del mundo y que la línea telefónica es algo pobre: usted debe repetirse y le resulta muy difícil hacerse entender. El que lo escucha del otro lado no es un idiota porque tenga dificultades para comprender su mensaje, sino que en general, las comunicaciones son malas y, si usted supera esas dificultades entonces podrá descubrir que tiene un conversador muy inteligente, mucho más inteligente que usted.
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