Aparte de la identificación con los objetos, otra forma primordial de identificación es con mi cuerpo. Ante
todo, el cuerpo es masculino o femenino, de manera que el sentido de ser hombre o mujer absorbe buena
parte del sentido del ser de la mayoría de las personas. El género se convierte en identidad. La identificación con el género se promueve desde los primeros años de vida y obliga a asumir un papel y a amoldarse a
unos patrones condicionados de comportamiento que inciden en todos los aspectos de la vida y no
solamente en la sexualidad.
Es un papel en el cual quedan atrapadas totalmente muchas personas. En algunas culturas tradicionales, el peor
destino para una mujer es ser soltera o infértil, y lo peor para un hombre es carecer de potencia sexual y no
poder producir hijos. La realización en la vida es sinónimo de la realización de la identidad de género.
La apariencia física del cuerpo contribuye en gran medida a nuestro sentido de lo que
creemos ser: su vigor o debilidad, su belleza o fealdad en comparación con los demás. Muchas personas
consideran que su valor es proporcional a su apariencia. Muchas sienten que valen menos porque consideran que su cuerpo es feo o imperfecto. Las personas, bien sean bellas o feas, derivan del cuerpo buena parte de su
identidad, sea ésta positiva o negativa.
Dicho más exactamente, derivan su identidad del pensamiento del yo que asignan erróneamente a la imagen o el concepto de su cuerpo, el cual no es más que una forma física que comparte la suerte de todas las formas: la transitoriedad y, finalmente, el deterioro. Equiparar con el " yo" al cuerpo físico percibido por los sentidos, el cual está destinado a envejecer, marchitarse y morir, siempre genera sufrimiento tarde o temprano.
Dicho más exactamente, derivan su identidad del pensamiento del yo que asignan erróneamente a la imagen o el concepto de su cuerpo, el cual no es más que una forma física que comparte la suerte de todas las formas: la transitoriedad y, finalmente, el deterioro. Equiparar con el " yo" al cuerpo físico percibido por los sentidos, el cual está destinado a envejecer, marchitarse y morir, siempre genera sufrimiento tarde o temprano.
Abstenerse de identificarse con el cuerpo
no implica descuidarlo, despreciarlo o dejar de interesarse por él. Si es fuerte, bello y vigoroso, podemos
disfrutar y apreciar esos atributos, mientras duren y no sufrir cuando estos comiencen a desvanecerse. En realidad, cuando el cuerpo comienza
a debilitarse la luz de la conciencia puede brillar más fácilmente a través del desvanecimiento de la forma.
No son solamente las personas que poseen cuerpos hermosos o casi perfectos quienes tienen mayor
probabilidad de equipararlo con su ser. Podemos identificarnos fácilmente también con un cuerpo
"problemático" y convertir la imperfección, la enfermedad o la invalidez en nuestra propia identidad.
Entonces comenzamos a proyectarnos como "víctimas" de tal o cual enfermedad o invalidez crónica. Nos
rodeamos de la atención de los médicos y de otras personas que confirman constantemente nuestra
identidad conceptual de víctimas o pacientes. Entonces nos aferramos inconscientemente a la enfermedad
porque se ha convertido en el aspecto más importante de la noción del ser.
Autor: Eckhart Tolle.
Autor: Eckhart Tolle.
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